La variante británica del coronavirus está cada vez más presente entre los nuevos contagios que se detectan en España. Si actualmente supone entre un 5% y un 8% de los casos, Sanidad prevé que a finales de febrero o a principios de marzo se convierta en la cepa predominante al abarcar el 50% de los casos activos en todo el país.

Desde que fue identificada esta variante —denominada B.1.1.7— en el Reino Unido, los investigadores no han cesado de estudiar cómo puede repercutir en la eficacia de las vacunas así como en identificar sus síntomas.

Un reciente estudio de la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido (ONS, por sus siglas en inglés) ha publicado una serie de características compatibles con esta variante del virus más contagiosa y que se diferencian de la cepa ‘convencional’.

Según explican en el estudio, realizado en colaboración con la Universidad de Oxford, la Universidad de Manchester y la Sanidad pública británica, las mayores diferencias en los síntomas informados entre los positivos compatibles con la nueva variante y los que no son compatibles con la nueva variante del Reino Unido se encontraron en tos, dolor de garganta, fatiga y mialgia —dolor muscular—.

Los investigadores apuntan que esta nueva variante «tiene cambios genéticos en el gen S» —proteína de la espícula que el virus utiliza para entrar en las células del huésped—.

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