Por mucho que la sociedad siga avanzando y reduciendo las diferencias entre hombre y mujeres los roles de género siguen persistiendo en numerosos asuntos de la vida doméstica. Sin duda, uno de los más importantes es la cuestión económica cuando se vive en pareja o familia. Por un lado, la brecha salarial sigue siendo un problema de peso para poder llegar a un equilibrio en el hogar. A día de hoy, las mujeres siguen ganando casi un 25% menos que los hombres y se estima que, de media, una mujer debería trabajar hasta diez años más que un hombre para ganar lo mismo que estos en un puesto similar.
Para más inri, dos recientes investigaciones han demostrado que para muchos hombres suele ser motivo de malestar ganar menos que su pareja. En una de ellas, liderada por la doctora de la Universidad de Bath (Inglaterra) y economista Joanna Syrdam entre una muestra de 6.000 hombres heterosexuales casados de Estados Unidos, determinó que estos comienzan a estresarse y sentirse incómodos cuando sus parejas aportan más del 40% de los ingresos a la casa compartida, alcanzando el mayor nivel de malestar cuando son ellas las que sustentan de manera principal la economía doméstica de la pareja. «Estos hallazgos sugieren que las normas sociales sobre el tradicional sustento masculino pueden ser perjudiciales para el estado de salud de los hombres»,