¿Tu médico sospecha que puedes tener asma o EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica)? Pues una de las pruebas que seguramente te mandará realizar es una espirometría. Es específica para detectar enfermedades pulmonares con eficacia y efectividad para proporcionar un diagnóstico fiable.

La espirometría es un «método básico para el estudio de la función pulmonar», explica la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP). Además, se puede hacer tanto en niños como adultos. Sin embargo, sigue siendo una prueba desconocida, por eso, hoy que celebramos el Día Mundial de la Espirometría descubriremos cómo se hace y cómo hay que prepararse.

Una espirometría mide tanto la cantidad de aire que pueden retener los pulmones como la velocidad al inspirar y al expirar. Desde Clínic Barcelona aseguran que es una prueba que «también se realiza de manera rutinaria en exploraciones de salud laboral». En otros casos, se solicita cuando hay una sospecha de un problema pulmonar cuando un paciente se queja.

Para realizar la prueba es necesario utilizar un espirómetro, un instrumento pequeño que recopilará los datos cuando un paciente sople por la boquilla que tiene adherida. Esta boquilla se cambia, ya que es desechable.

Los pacientes que hayan sido citados para realizar una espirometría van a tener que hacer la prueba con la nariz tapada.

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