La neumonía, según la Organización Mundial de la Salud, es “un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones”. La neumonía puede estar causada por virus, hongos o bacterias.

El modo de transmisión de esta enfermedad se da de varias formas. En primer lugar, los virus o bacterias presentes, normalmente, en las vías respiratorias pueden causar neumonía al inhalarse. También se puede dar a través del contacto con otras personas que ya están infectadas. Por último, puede propagarse por medio de la sangre.

Los pulmones, que están formados por alvéolos que se llenan de aire al respirar. Los pacientes de neumonía presentan en los alvéolos pus y líquido que les produce dolores al respirar e insuficiencia respiratoria por la limitación de la absorción de oxígeno.

Los síntomas que causa la neumonía provocada por virus suelen ser más numerosos que los causados por la neumonía bacteriana.

En los menores de 5 años la neumonía se diagnostica por respiración rápida o por retracción de la parte inferior del tórax en la inspiración, así como tos o dificultad al respirar.

La neumonía puede ser tratada mediante antibióticos, tal como explica la OMS. En la mayoría de los casos estos antibióticos se dan por vía oral, recetados en los centros de salud. El antibiótico en concreto es la amoxicilina en comprimidos.

Únicamente es necesaria y recomendable la hospitalización de pacientes con neumonía en los casos más graves.

Según la OMS, la neumonía es “la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo”. Sobre todo, se da este hecho en el África subsahariana y en Asia meridional. Un problema que puede solucionarse mediante el tratamiento con cuidados médicos sencillos y de bajo coste.

El 15% de todas las defunciones de niños menores de 5 años es consecuencia de la neumonía.

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