La ciencia médica, que al fin y al cabo no es otra cosa que el estudio del cuerpo humano y su comportamiento, pone nombre también a los fenómenos más comunes y universales. Y, aunque a veces los términos técnicos pueden sonarnos más graves y preocupantes que sus equivalentes cotidianos, entenderlos desde un punto de vista científico nos puede ayudar a saber cómo actuar ante ellos y a preocuparnos sólo en la medida en que es necesario. La lipotimia, por ejemplo, es uno de estos eventos habituales.

La lipotimia, también llamada síncope vasovagal y síncope neurocardiogénico, es el nombre que recibe en medicina el desmayo común provocado por la reacción desproporcionada del cuerpo ante un factor desencadenante (como ver sangre o el estrés emocional).

El mecanismo que hay detrás es simplemente una disminución abrupta y drástica de la frecuencia cardíaca y la presión arterial ante el desencadenante, con lo que disminuye en consecuencia el flujo sanguíneo al cerebro y se da una pérdida momentánea de consciencia.

En la mayoría de casos, la lipotimia es inofensiva, no requiere tratamiento y no evidencia ningún problema serio de fondo. Sin embargo, en algunas instancias raras sí puede deberse a causas más graves, como afecciones cardíacas o neurológicas, por lo que es posible que el médico prescriba pruebas para descartar estos motivos en función de la idiosincrasia del paciente.

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