La insuficiencia cardíaca es una condición muy común, que cuesta grandes cantidades de recursos y que puede resultar altamente incapacitante y, llegado el caso, mortal. De hecho, en los países occidentales se encuentra entre las primeras causas de hospitalización.

Aún así, en muchos casos es reversible y, si se actúa a tiempo, es posible la completa recuperación. Por ello, es importante conocer en qué consiste y cómo detectarla para minimizar sus daños.

La insuficiencia cardíaca no es otra cosa que la incapacidad del corazón para bombear la cantidad adecuada de sangre para que el cuerpo siga funcionando con normalidad.

Alternativamente, es posible que el corazón compense esta falta de capacidad aumentando la presión ventricular, lo que puede ocasionarle graves daños.

En la mayoría de los casos, la insuficiencia cardíaca es el resultado de las cardiopatías isquémicas o enfermedades coronarias, que en conjunto constituyen la principal causa de muerte en los países desarrollados; no obstante, también puede venir provocada por otras causas como cardiopatías congénitas, valvulares o hipertensivas.

En cualquier caso, y aunque la insuficiencia resulte de una cardiopatía de fondo, es común que existan patologías desencadenantes, como infecciones, arritmias, excesos físicos, infartos de miocardio, embolias pulmonares, anemia, tirotoxicosis, embarazo, miocarditis o endocarditis.

El cuadro que presenta el paciente depende de cual sea la cámara afectada (izquierda o derecha),

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