Las redes sociales, especialmente aquellas donde la imagen es la protagonista, como Instagram o TikTok, han creado un paraíso de la perfección a todos los niveles ante el que los usuarios reaccionan de formas muy diversas. No tiene que ver con la edad ni con el grado de educación y formación que se posea: la frustración ante un goteo incesante de casas, parejas y vidas idílicas pueden dañar la salud mental de cualquiera. Su repercusión es tal que ya se ha acuñado un síndrome: el del momento perfecto.

Una parte de los usuarios de redes sociales banalizan esas cascadas de información visual (en muchos casos falseada) dándole la importancia justa. Pero en otros casos, ese cúmulo de situaciones perfectas (irrealizables para la mayoría) puede impactar de tal forma que la persona seguidora de esa cuenta o de ese/a influencer vea trastocada su salud mental hasta el punto de afectar a su vida cotidiana.

¿Cómo afecta este síndrome?

La persona afectada, en el anhelo de imitar esa perfección que ve y admira en las redes sociales, empieza a cambiar su escala de valores y, en los casos más extremos, a sufrir disociación entra esas estampas y su propia realidad. En este sentido, asocia la felicidad única y exclusivamente a factores externos (dinero,

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