Los investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, explican lo que subyace tras la frase «se me revuelve el estómago» cuando se ve algo repugnante. Según el estudio, los cambios en el ritmo de nuestro estómago nos llevan a apartar la mirada de las imágenes repugnantes.

La repugnancia es una respuesta natural a las vistas desagradables, como la comida podrida, los desechos corporales y los bichos raros, y ha evolucionado para ayudarnos a sobrevivir, alentándonos a evitar cosas que podrían propagar enfermedades. Pero para algunas personas, el disgusto puede volverse patológico y afectar su salud mental y calidad de vida.

En un estudio publicado este martes en la revista Current Biology, los investigadores de la Unidad de Cognición y Ciencias del Cerebro es una rama del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido muestran que la domperidona, un medicamento contra las náuseas que se receta comúnmente, puede ayudar a reducir significativamente la cantidad de voluntarios que miran hacia las imágenes desagradables.

La domperidona actúa estabilizando el ritmo de las señales eléctricas en los músculos del estómago. Normalmente, estas señales ayudan al estómago a expandirse y contraerse, ayudando a mover los alimentos a través del tracto digestivo. Estos ritmos se vuelven anormales cuando tenemos náuseas o cuando tenemos hambre o estamos llenos,

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