El lavavajillas es uno de esos electrodomésticos que hace la vida más fácil, ya que evita tener que estar lavando los instrumentos, vajilla y cubertería cada vez que se cocina o se come en casa.

De este modo, llevar a cabo una serie de consejos respecto a su utilización y a la limpieza, puede hacer que el lavavajillas sea más eficaz y, también más higiénico.

Normalmente, el mejor momento para fregar los platos y dejarlos limpios es, directamente, cuando se termina de comer. Esto evita que los restos de comida se sequen y, después, sea más fácil eliminarlos.

Sin embargo, para aquellos que han dejado atrás lo de fregar a mano y disponen en su hogar de lavavajillas, esta circunstancia no se da. Cuando se termina de comer, los platos sucios se meten al lavavajillas y se quedan ahí, a la espera de llenar por completo el electrodoméstico para ponerlo en funcionamiento.

Así, los platos permanecen sucios y con restos orgánicos de comida, incluso, durante una noche entera. Esto es muy poco recomendable, ya que los alimentos poseen microorganismos que pueden reproducirse y multiplicarse durante este periodo de tiempo que pasan los platos sucios dentro del lavavajillas.

Cuanto mayor sea esta multiplicación de bacterias más difícil será que el programa del lavavajillas elimine todas por completo. Para evitar que esto suceda, lo mejor es tener en casa un lavavajillas con una capacidad adecuada para las necesidades de la familia, así se llenará antes y se evitará dejar por mucho tiempo la suciedad acumulándose en los platos.

Desde Bosh, marca líder de electrodomésticos en Europa, hacen una serie de recomendaciones respecto al cuidado del lavavajillas para que se mantenga limpio y en buenas condiciones:

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