Una de las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para prevenir el desarrollo de enfermedades no transmisibles -como la obesidad o la hipertensión- y mantenerse en forma es caminar, al menos, 150 minutos cada semana con una intensidad moderada. En el caso de desear mayores beneficios para la salud, se aconseja incrementar el tiempo a 300 minutos semanales.
Pero, ¿cómo repercute en nuestra salud? Se trata de una de las prácticas más saludables para la rutina diaria, «que pone en marcha todos los músculos de nuestro cuerpo, activa nuestro cerebro, no requiere entrenamiento previo y es accesible para la mayoría de las edades», aseguran desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM).
Caminar con frecuencia puede prevenir el riesgo de desarrollar enfermedades como la presión arterial alta o la diabetes y, además, contribuye a proteger la salud cardiovascular. También sirve para fortalecer el sistema óseo y muscular, a controlar el peso y, sobre todo, a reducir los niveles de estrés y mejorar nuestro estado de ánimo.
Como detallan en el COFM, nos puede ayudar a mantener un peso saludable porque «se comienzan a quemar grasas tras 20 o 25 minutos de caminata a paso moderado». De tal manera que «una caminata rápida de 40 minutos nos ayuda a quemar alrededor de 200 calorías».