En muchas ocasiones, en programas de televisión, en la sección de belleza de una revista o, incluso, a través de las influencer de las redes sociales, se escucha que es bueno aclarar el pelo con agua fría o, en todo caso, echarle agua fría una vez finalizado el lavado.

Esta recomendación, que puede entrar en conflicto con otros consejos sobre el cuidado del cabello que aseguran que hay que lavar el cabello con agua caliente o templada, por lo que conviene saber los beneficios de llevar a cabo esta práctica.

En primer lugar, hay que apuntar a que la elección de agua fría o caliente va a tener efectos directos sobre el cuero cabelludo y no sobre el pelo en sí. Además, se pueden combinar las dos opciones: por un lado, lavarse el pelo con agua caliente o templada y, después, dar un pequeño aclarado con agua fría como paso final.

El beneficio que produce el aclarado con agua fría tiene que ver con la circulación sanguínea, tal y como explica el Instituto Médico Dermatológico. Con el agua fría, aumenta el flujo sanguíneo en la cabeza y, por tanto, más nutrientes, agua y oxígeno llega a los folículos pilosos, por lo que esta mayor nutrición beneficia un pelo sano.

Además, el agua fría cierra la cutícula del cabello, una táctica defensiva destinada a proteger el cabello del frío, por lo que es útil aclararse con agua fría una vez se ha hecho un tinte u otra práctica agresiva para el cabello, con el objetivo de que se fije bien ese cambio con el cierre de cutícula.

Otras recomendaciones apuntan a que el aclarado con agua fría y ese cierre de cutícula propician un mayor brillo en el cabello, además de evitar el encrespamiento que provoca el vapor producido por el aclarado con agua caliente.

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