Según la Sociedad Española de Neurología, entre el 20 y 48% de la población adulta padece en algún momento dificultades para iniciar o mantener el sueño, y un 10% sufre de algún trastorno del sueño grave, que desemboca en cansancio, estrés, irritabilidad, problemas de concentración y de memoria. ¿Qué hacer si no conseguimos caer en brazos de Morfeo? Estas son las 10 claves para dormir bien en verano.

Dormir en una habitación fresca

Para un descanso reparador, en un mundo ideal, la habitación debería permanecer entre 20 y 28 grados. Ya sea con aire acondicionado, climatizadores, ventiladores o ventanas abiertas, el objetivo es conseguir una habitación fresca. Si a pesar de nuestros esfuerzos, el calor sigue siendo sofocante podemos regular nuestra temperatura corporal con una ducha templada -no fría- antes de dormir, y sacar un pie fuera de las sábanas, que servirá como termostato natural.

Desconectar los aparatos tecnológicos antes de acostarse

Incluso la aparentemente inofensiva luz que emiten algunos relojes eléctricos o la proyectada en el techo de la habitación influyen en nuestro descanso. Por eso se recomienda desconectar todos los aparatos tecnológicos antes de acostarse, y a ser posible, cargar los dispositivos móviles fuera de la habitación, para que el brillo de la pantalla al terminar la carga o recibir un mensaje a horas intempestivas no interrumpa nuestro sueño. De esta forma, si nos despertamos o levantamos a medianoche, no nos distraerá un aparato, sino que volveremos a dormir rápidamente.

Eliminar objetos que reactiven la mente

¿Quién no tiene o conoce a alguien que tenga un dispositivo que mida los patrones de sueño a través de una aplicación móvil? Alcanzar el ideal de siete u ocho horas de descanso reparador se puede convertir en una obsesión y debemos eliminar cualquier tipo de objeto, pulseras del sueño incluidas, que distraigan nuestro objetivo de dormir. Los profesionales del sueño no confían en la precisión de estos dispositivos y advierten del riesgo de caer en la «ortosomnia» (del griego orthos, que significa «correcto» y ‘somnia’, «sueño»), que es la obsesión por monitorear el sueño y la búsqueda compulsiva del descanso ideal,

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