La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, llegó en noviembre de 2015 para ver un partido de fútbol y se llevó Madrid colgado de su cuello. Manuela Carmena quería tener un detalle con ella, pero no le encajaba ningún objeto. Un día, paseando por el Palacio de Cibeles, le llamó la atención una gargantilla del espacio cultural Centrocentro. La pagó de su propio bolsillo y se la entregó a Hidalgo, que quedó encantada. Meses después repitió con Michelle Obama, mujer del presidente de Estados Unidos. El collar pertenece a la colección Nostos, está fabricado con acero quirúrgico —un metal que no provoca reacciones alérgicas— y lleva incrustado algunos monumentos de la capital: la Puerta del Sol, la Cibeles, la Catedral de la Almudena y la Puerta de Alcalá. Lara Casanovas (Barcelona, 43 años) reivindica con su creación el papel de la artesanía.

¿Cómo se siente?

Muy afortunada. Al ego siempre le sienta bien estas cosas, aunque tengo una sensación de irrealidad.

¿Qué espera que suceda ahora?

Que dé visibilidad a las personas que se dedican a la artesanía. Hay gente que pone el alma en estos objetos.

¿Cómo llegó a la artesanía?

Siempre me gustó trabajar con las manos. Era periodista, pero quería ser madre y compaginar mi trabajo con la maternidad. Ahora decido el tiempo que dedico a cada cosa.

¿Está en crisis el sector?

No, nos encontramos en un momento álgido. No se compra más, pero la crisis hizo que mucha gente se volcara en el autoempleo. Había que reinventarse y la artesanía era una oportunidad. Muchos arquitectos se dedican ahora a hacer joyas.

¿Qué materiales usa?

Trabajo con metales nobles como la plata y el oro, y otros que no lo son, como el latón, el bronce o el cobre. Elaboro joyería contemporánea, no bisutería.

¿Qué diferencia hay?

Existen tres modalidades. En la joyería clásica se elaboran piezas técnicamente impresionantes, pero caras. En la bisutería se hacen miles de unidades para abaratar el precio.

 » Más información en elpais.es