Durante estas fechas, a nadie le amarga un dulce. O dos. Porque aunque llevemos una dieta saludable y una nutrición sana, la Navidad se convierte en una tentación constante para cualquiera y no es raro acabar probando un poco de ese turrón que tiene tan buena pinta o repitiendo plato porque el asado estaba de rechupete.

Así, enero y septiembre se convierten en dos meses clave para la vuelta a la normalidad: uno por las fiestas navideñas y otro por la vuelta a la normalidad después del verano. Pero en este proceso de recuperación de la vida y la dieta sanas no sirven ni atajos ni milagros: lo más aconsejable es no culparse, retomar la rutina can tranquilidad y no tratar de compensar con técnicas que pueden incluso ser perjudiciales para la salud.

Entre estos trucos milagrosos que suelen ponerse de moda en estos momentos del año y que desaparecen tan pronto como llegan se encuentran, por ejemplo, los relacionados con el agua. Al estar asociados a ella, dan la sensación de ser mucho más veraces y de, aparentemente, no reportar consecuencias negativas para la salud.

Pero, desde luego, aunque no sean perjudiciales en la mayoría de los casos, tampoco son efectivos, por lo que seguir estas técnicas milagrosas puede desencadenar en algunos casos en frustraciones por no conseguir los objetivos deseados y en ansiedad hacia la alimentación.

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