Uno de los mayores temores que pueden sentir unos padres es descubrir que su hijo está siendo acosado en el colegio, que está siendo víctima de bullying. Lo que, en cambio, es más raro siquiera plantearse es que el propio retoño sea quien está haciendo pasar un infierno a otros.
Es comprensible que esto no quepa en la cabeza de muchos progenitores, que al fin y al cabo van a querer creer que su pequeño no es capaz de hacer daño a una mosca. Pero la situación es real, y a menudo hay una falta clara de información sobre la mejor manera de proceder en estos casos tan complejos.
«Se trata de ayudar a las víctimas»
«Siempre se pone el foco en la víctima, pero se olvida que muchas veces en el caso del acoso escolar quien lo hace también es víctima», argumenta a 20Minutos Lucía Granados Alós, Directora del Máster Universitario en Psicopedagogía de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Precisamente, Granados formó parte recientemente del I Congreso Internacional para la Prevención de Problemas Emocionales y de Conducta en el Ámbito Escolar celebrado por la VIU, en el que se puso de manifiesto la importancia de que los niños y adolescentes cuenten con suficientes recursos para hacer frente a estas problemáticas y a otras relacionadas con la salud mental que les afectan.