El nacimiento de Amy, el pasado mes de febrero, no fue uno normal y corriente. Esta pequeña, que entró al mundo por la ciudad de Oxford (Reino Unido) era la primera en este país que nació fruto de una donación de útero. A nivel global, pertenece a un selecto club integrado por ahora sólo por 65 niños, pero que crece cada vez más.
En un principio sus padres, Grace y Angus, prefirieron permanecer en el anonimato. Pero, ahora, se han decidido a contar su historia; y como recoge la cadena pública británica BBC News Mundo, lo que han vivido es «un milagro, increíble y surrealista».
Una técnica incipiente
«Fue bastante abrumador porque nunca nos habíamos permitido imaginar cómo sería para ella estar aquí» contaba la madre en dicho medio. «Fue realmente maravilloso».
Grace nació con una condición rara llamada síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), que provoca que el útero no pueda desarrollarse correctamente. En estas personas, no obstante, los ovarios sí que son funcionales.
Para casos como estos (entre otros), desde hace algunos años se viene desarrollando la técnica de los trasplantes de útero: en ella, otra mujer compatible fallecida o que no desee tener más hijos dona este órgano, que se implanta a la mujer receptora durante el tiempo suficiente para tratar de tener los hijos que desee.