Cada primavera, convivimos con varios agentes agresores que nos causan congestión nasal. Por un lado, está la gripe, una infección respiratoria estacional (otoño-primavera) que afecta a millones de personas anualmente en todo el mundo. Los síntomas más comunes son fiebre, dolor de cabeza, fatiga y congestión y secreción nasal. Y pueden confundirse fácilmente con los de otros virus respiratorios, sobre todo el del resfriado común, que suele manifestarse de manera más leve.

También guardan enorme similitud los síntomas propios de la alergia primaveral, también conocida como fiebre del heno o rinitis alérgica estacional. En este caso no los causa ningún virus, sino una reacción alérgica a los pólenes de los árboles, las plantas y las flores que se liberan al aire.

Tratamientos comunes

A la hora de combatir los síntomas de estas patologías, los pacientes suelen recurrir a fármacos de venta libre en farmacias que tratan de paliarlos. Los más comunes son el paracetamol, para tratar el dolor y la fiebre; antihistamínicos como la loratadina, para el picor de ojos y garganta; y fármacos simpaticomiméticos, que combaten la congestión y la secreción nasal.

Dentro de este último grupo terapéutico se encuentran la pseudoefedrina, administrada por vía oral, y la oximetazolina, por vía nasal. Ambos imitan o potencian los efectos de la adrenalina y otros neurotransmisores similares.

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