¿Cuántas veces has repasado la lista de tareas pendientes en voz alta? ¿Y cuántas has hablado en voz alta estando solo para resolver algún conflicto? Se trata de un hábito muy común entre la población y, aunque en la edad adulta se pueda percibir como un problema, lo cierto es que no tiene por qué ser nada malo.

«Tradicionalmente hemos percibido el hecho de que en muchas ocasiones los niños hablen solos como algo natural. Sin embargo, cuando esta costumbre se extiende hasta la edad adulta empezamos a percibirlo como algo extraño o patológico», destaca la psicóloga sanitaria, Isabel Rovira, en un artículo publicado en Psicología y Mente.

Esta tendencia a hablar solos durante la infancia se conoce como ‘habla privada’ y se basa en «la expresión oral de nuestros pensamientos», por lo que resulta ser un hábito beneficioso para el desarrollo cognitivo.

En el caso de las peronas adultas, este hábito puede volver a aparecer en «aquellas ocasiones en que debemos hacer frente a problemas o experiencias del entorno que nos resultan muy desafiantes» y es una técnica efectiva «a la hora de desarrollar nuevas competencias y capacidades», añade la experta.

A nivel general, el diálogo interno es un mecanismo que resulta útil para aprender y puede aportar herramientas para resolver algún tipo de conflicto.

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