El limón es una de las frutas cítricas más consumidas en el mundo. España fue, junto a Italia y Alemania, uno de los primeros países en los que se practicó su cultivo en el siglo XIII, si bien hay fuentes bibliográficas que apuntan que en el imperio romano ya los disfrutaban y eran conocedores de sus propiedades. Hoy en día sabemos que nos ayudan frente a diversas patologías, entre ellas varias muy comunes.

Es el fruto del limonero, un árbol frutal perenne que puede llegar a los ocho metros de altura. Se caracteriza por su color amarillo, su sabor ácido y una fragancia peculiar codiciada tanto en el ámbito de la alimentación como de la estética. El limonero cuenta con diversas variantes que producen frutos durante todo el año.

Como apunta el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la vitamina C es una de las grandes riquezas nutricionales del limón. Implicada en la producción de colágeno, también tiene como propiedad la mejora de la cicatrización y el refuerzo del sistema inmunitario. Pero quizás con lo que más fácilmente asociamos este compuesto es con la batalla contra el resfriado.

Resfriados más leves y rápidos

La vitamina C es importante para la producción de glóbulos blancos,

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