Todo el que comienza a hacer ejercicio con un objetivo determinado (como perder peso o ganar masa muscular) en mente termina encontrándose con una realidad: una rutina determinada nos proporciona unos beneficios determinados, y una vez que los hemos obtenido pierde su eficacia, con lo que se produce un cierto estancamiento.

La cuestión, como señalan los profesores de la Universidad de Sídney (Australia) Mandy Hagstrom y Mitchell Gibbs en el medio The Conversation, es que no existen estudios científicos capaces de dar una respuesta única a la pregunta de cuándo sucederá esto y, por tanto, con qué frecuencia hay que cambiar la rutina de ejercicios para lograr el objetivo de cada cual.

Sobrecarga progresiva y retornos disminuyentes

En el descenso de eficiencia de un programa determinado, dicen, intervienen dos fenómenos: la sobrecarga progresiva (esto es, una necesidad de estímulos para lograr mejoras continuadas) y el principio de los retornos disminuyentes, por el cual cuanta más experiencia se tiene con una actividad menores son los progresos para un estímulo dado.

Para incorporar estas nociones en los entrenamientos es mediante la periodización: la manipulación periódica de ciertos parámetros del programa de entrenamiento, como el volumen de ejercicio, la intensidad o la frecuencia. Normalmente, los modelos de periodización mantienen una selección constante durante un período designado de tiempo que suele variar entre las 8 y las 12 semanas.

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