Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y lideran el 31% de las muertes registradas. En China, el derrame cerebral y la cardiopatía coronaria ocupan ahora los dos primeros puestos de mortalidad. Frente a ello, unos investigadores pertenecientes a diferentes instituciones chinas han analizado las propiedades del té y sus beneficios sobre la salud. La conclusión es que consumir esta infusión de manera habitual, y en especial el té verde, reduce los fallecimientos por estas enfermedades y los riesgos de padecerlas. Las personas que beben té tres veces por semana tienen una esperanza de vida 1,26 años más larga, según los resultados del estudio que se publicó recientemente en The European Journal of Preventive Cardiology.

Los occidentales tienden a beber té agregando azúcar o leche, lo que podría anular los efectos saludables del consumo 

Los científicos han utilizado los datos de 100.902 adultos chinos de los cuales el 31,6% tomaba té al menos tres veces por semana. La mayoría de los consumidores habituales eran hombres, fumadores y bebían alcohol. Lo que han constatado a lo largo de más de siete años de seguimiento es que la cantidad de episodios de enfermedades cardiovasculares relacionadas con la aterosclerosis es menor en ese porcentaje de participantes y la mortalidad se reduce hasta un 30% de media.

Dongfeng Gu, coordinador del estudio e investigador del departamento de epidemiología de la Academia de Ciencias Médicas china, precisa que «los riesgos de enfermedades cardiovasculares se reducen en un 39% si se mantiene el hábito durante al menos ocho años». Según los resultados del estudio, los efectos fueron más notables con el té verde, aunque la proporción de consumidores habituales de té negro fue relativamente pequeña (8% de los participantes). El té negro pasa por un proceso de aireación por lo que sus polifenoles se oxidan, degradan y pierden su actividad. El té verde tiende por lo tanto a ser la mejor alternativa por su capacidad de retardar las enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

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