No están siendo días fáciles. Para nadie. Pero lo cierto es que desde que el 14 de marzo se decretara el estado de alarma, las personas con algún tipo de discapacidad deben hacer frente a una barrera más, la que impone el coronavirus. Y eso es un reto mayor en el caso de las personas sordas porque al aluvión de informaciones sobre el Covid-19 que circulan por las páginas de los periódicos, los informativos y las redes sociales hay que sumar las dificultades de comunicación que afronta un colectivo que en España supera el millón de personas.
«Desde que se declaró el estado de alarma en España, toda la red ha visto incrementada la demanda de servicios y consultas realizadas por las personas sordas y sus familias», admite Concha Díaz, presidenta de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE). En concreto, el servicio de videointerpretación SVIsual, que facilita el contacto de la comunidad con todo tipo de teléfonos, registró hasta el 31 de marzo «más de 300 llamadas» solo relacionadas con el coronavirus. El dato coincide con el que aporta Guadalupe Cuerva, presidenta de la Agrupación de Personas Sordas de Granada y Provincia (Asogra), que asegura que las consultas «se han visto incrementadas en un 60% debido a la falta de información accesible en lengua de signos».
Ahora bien, ¿cuáles son esas consultas? En realidad, apunta María Dolores Soroa de Carlos, secretaria de la Federación de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid (Fesorcam), son las mismas inquietudes que tiene el resto de la población: desde qué sucede con los mayores en las residencias, hasta las consecuencias laborales tras el cierre de las empresas, pasando por las medidas de seguridad para aquellos que tienen que seguir trabajando o los plazos administrativos. Desde la CNSE, hacen especial hincapié también en los problemas que enfrentan quienes están en situación de especial vulnerabilidad, como son las personas sordas inmigrantes recién llegadas a España,