No es buena: el Macba (Museo de Arte Contemporanio de Barcelona) pretende ampliar sus instalaciones en la Plaça dels Àngels de Barcelona y ocupar la vecina Capella de la Misericòrdia, una iglesia desafectada que le fue adjudicada al Museo en 2013, pero que no ha usado jamás. Por otro lado, el Centre de Atención Primaria Raval Nord, instalado en un edificio racionalista de mucho mérito en la calle Torres i Amat, no da abasto y pretende también a la Capella.

El conflicto va por su quinto hervor, un dilema moral, dicen algunos, entre la cultura y la salud. Siempre queda bien preguntar: ¿qué salvaría usted en un incendio del Macba, un cuadro matérico de Antoni Tàpies o a una anciana en una silla de ruedas? La respuesta de los más es inmediata: a la anciana, por supuesto. Yo, siempre más prosaico, rompería un vidrio, arrojaría el cuadro por la ventana y me llevaría corriendo a la persona en apuros. Y es que los dilemas morales son frecuentemente engañosos, pues suelen ocultar que hay muchos planteamientos concretos posibles y que cada uno de ellos tiene varias soluciones aceptables.

En realidad, no hay tal dilema, sino dos campañas electorales en el próximo mes y medio, con miles de votos en juego en esta ciudad. Y se entiende bien: todos los vecinos de la ciudad necesitamos atención médica de vez en cuando, pero no todos visitamos el Macba con la misma frecuencia que al médico y muchos de los visitantes de aquel no viven en Barcelona, vienen de fuera, atraídos por el edificio de Richard Meier y su colección de arte contemporáneo, muy cuidada, pero mayormente almacenada por falta de espacio para exponerla.

Luego estos años de procesos políticos y fantasías emocionales han trastocado el funcionamiento de las instituciones: es vistoso que la gerencia territorial de Barcelona del Institut Català de la Salut convocara hace un par de días un paro sanitario de diez minutos en apoyo de los vecinos ocupantes de la Capella de la Misericòrdia, solidarios, sostenían, con el derecho a la salud.

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