Lo que hizo se puede equiparar a que un hijo de votantes de Vox meta en la urna la papeleta de Podemos o que un vástago de madridistas acérrimos se haga culé. Solo que su motivación era evitar una posible muerte por una enfermedad prevenible. A finales de 2018, a sus 18 años, Ethan Lindenberger (Estados Unidos, 2001) fue a un centro de salud y se vacunó contra el tétanos, la polio y el sarampión. Lo llevó a cabo contra la voluntad de sus padres, totalmente opuestos al que es uno de los avances científicos más importantes de la historia de la humanidad.
«Los líderes espirituales que ordenan no vacunarse con pretextos como que ya tenemos un sistema inmunitario que nos ha dado Dios lo hacen como justificación para ocultar su propia ignorancia. Yo llevo años preparándome para ser pastor y les diré a mis feligreses que tienen que llevar una vida plena física y mentalmente», explica Lindenberger al otro lado del teléfono momentos antes de participar en un panel sobre inmunización en Naciones Unidas el pasado viernes. Su nombre acaparó titulares cuando se hizo viral un texto en una red social en el que explicaba por qué había llegado a la conclusión de que su madre estaba equivocada. Tanto, que llegó a intervenir en la comisión de salud del Senado de Estados Unidos. «Solo en un día acumulé más de 6.000 comentarios, fue muy loco. Esto surgió de forma espontánea, pero seguiré con esta tarea hasta que sea necesario», detalla. Lindenberger asegura que mantiene buena relación con sus padres.
En 2017, casi 20 millones de bebés dejaron de recibir alguna vacuna, especialmente los que se encuentran en zonas de conflicto. En los últimos años, han saltado las alarmas por el rebrote de enfermedades casi erradicadas como el sarampión. Algunas voces alertan de la proliferación de falacias en las redes sociales propagadas por los movimientos antivacunas. Estos sectores siguen promoviendo bulos ampliamente desmentidos, como que los pinchazos causan autismo. «La verdad es que nunca había habido tantos niños vacunados como los hay ahora y la desinformación está poniendo el peligro uno de los mayores logros de la humanidad.