La intolerancia al ejercicio es la condición por la que una persona es incapaz de desarrollar una actividad física que en condiciones normales no debería ser un problema para una persona de sus características. Puede ser un síntoma transitorio de muchos problemas puntuales, pero cuando se vuelve crónica puede ser consecuencia de enfermedades más graves, como el fallo cardíaco diastólico crónico.

La disfunción diastólica es un problema cardíaco que consiste en que, para mantener un gasto cardíaco normal (la cantidad de sangre expulsada por el corazón) es necesaria una presión de llenado aumentado. Esto puede ocurrir por muchas razones, como la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria o la demencia senil. Frecuentemente, se convierte en causa de insuficiencia cardíaca e incluso de infarto.

Así, un trabajo publicado en la revista Heart Failure Clinics ha explorado la relación entre este síndrome y la manifestación sintomática que es la intolerancia al ejercicio, encontrando que los pacientes que padecen la condición mostraban un pico de consumo de oxígeno durante el ejercicio severamente reducido respecto a sujetos que no la padecían.

Esto implica que estos pacientes tienen una menor capacidad de eyección cardíaca; es decir, que su corazón tiene una capacidad de bombeo menor.

La falta de un suministro de oxígeno suficiente para mantener el nivel de actividad física se traduce,

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