La freidora de aire va ganando adeptos a pasos agigantados. Cada vez se ven más modelos en las tiendas y más económicos. Sin embargo, ciertas voces expertas en nutrición llaman a la calma y a no confundir las ventajas en la forma de cocinar con lo que cocinamos y finalmente ingerimos. Una de esas voces es Boticaria García, quien ha dedicado varios posts en sus redes sociales a este electrodoméstico presente ya en muchos hogares.
A priori, el marketing de la freidora de aire es imbatible: necesita menos aceite que una sartén convencional, por tanto, es mejor para el bolsillo y se agradece en estos tiempos en los que se ha convertido casi en prohibitivo; es más limpia y no provoca los olores característicos de cualquier fritura. Gracias a ella la cocina puede ser ese lugar aséptico con el que todos soñamos, sin manchas ni aromas pesados.
No solo importa el cómo, sino qué cocinamos
¿Qué «peros» puede tener entonces esta freidora que, en principio, parece que ha llegado a nuestra vida para mejorarla? Pues el problema es, según Boticaria García, que no entendamos que lo que importa realmente es qué cocinamos. Así, recuerda que la fritura no debe formar parte de nuestra dieta diaria y menos aún formas de cocinar como el rebozado,