La lengua es un músculo al que no solemos prestar demasiada atención. Sin embargo, parece ser que al mismo tiempo que la grasa se acumula en otras partes de nuestro cuerpo, la lengua también engorda. Esta es la conclusión a la que han llegado en el estudio Tongue Fat and its Relationship to Obstructive Sleep Apnea.El objetivo de esta investigación, que ha tenido una gran repercusión, ha sido encontrar si una de las causas de la apnea del sueño, un problema que afecta al «4-6% de los hombres y 2% de las mujeres» según el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar, estaba relacionada con tener una lengua gorda o más grande de lo normal. Este hecho provocaría esos ronquidos, jadeos e interrupción de la respiración durante el sueño que podrían solucionarse reduciendo el tamaño de la lengua. Una característica que solamente presentan las personas que están por encima de su peso ideal, tal y como se indica en el estudio.La investigación se centró en personas que tenían obesidad. El objetivo era que perdiesen peso para comprobar cómo la lengua evolucionaba durante todo el proceso. Para ello se utilizaron imágenes de resonancia magnética que permitieron obtener las pruebas necesarias para medir los resultados.En el estudio participaron 67 personas obesas que perdieron un 10% del peso que tenían en un principio. Las imágenes que arrojó la resonancia magnética no se hicieron esperar. La lengua también adelgazaba a medida que la persona perdía peso, algo que hasta el momento se desconocía.Sin embargo, el descubrimiento más esencial fue darse cuenta de que la apnea del sueño que sufrían esas personas también mejoró. De hecho, el estudio ha dejado una cifra clara, un 31% de los participantes mejoraron sus puntuaciones con relación a la apnea del sueño gracias a la pérdida de peso.A pesar de haber obtenido estos resultados, es necesario estudiar esto más a fondo, ya que los investigadores continúan teniendo dudas sobre la grasa que tiene la lengua. Desconocen si su afectación en la apnea del sueño es parcial o total, o si esa grasa tiene que ver con una predisposición genética o ser una consecuencia de la obesidad. Estas dudas surgieron debido a que la lengua es un músculo y, por ello, no debería de tener grasa. No obstante, es posible que haya una razón que, por el momento, los investigadores no se han detenido a investigar.

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