La protección solar suele asociarse con el verano, pero aunque menos potente, la radiación del sol también es perjudicial en invierno, sobre todo si se practican deportes de nieve. En una época en la que utilizar protectores solares es igual de importante que cuando hace calor, analizamos cómo se determina el factor de protección solar (FSP) de esas cremas.Se llama ISO 24444 y fue aprobada en 2010. Está estandarizada e internacionalmente aceptada. En octubre, tras la retirada del mercado de dos cremas infantiles por no cumplir con la protección que marcaba su etiquetado, algunas voces pusieron en duda su fiabilidad pero la industria cosmética lanza un mensaje de tranquilidad y la defiende como un referente riguroso para establecer el FSP. Adoptada por Europa, Sudáfrica, Australia, los países del Mercosur, México, Japón y Canadá, la norma recoge el método que deben seguir los productos que contienen cualquier componente capaz de absorber, reflejar o dispersar los rayos ultravioleta (UV) destinados a ser puestos en contacto con la piel humana. Se trata de una técnica in vivo, es decir, que se lleva a cabo con la participación de voluntarios, y fue elaborada por dos comités técnicos.Utilizando una radiación habitualmente de una fuente artificial y actuando sobre la espalda, el FSP se calcula a partir de las energías necesarias para provocar que la piel se enrojezca en zonas en las que se ha aplicado crema y en las que no. Para asegurar sus resultados, dada la complejidad del proceso por la multitud de variables que se manejan, se realizan ensayos interlaboratorios y los datos se cotejan con otros equipos.“Las empresas encargan la determinación del FSP a laboratorios especializados con gran experiencia en esta evaluación para obtener mayor objetividad y precisión en los resultados”, señala la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa). La entidad agrega que los profesionales que intervienen “están altamente cualificados y formados de manera específica en la correcta aplicación de la ISO 24444:2010”, en cuya “solidez” confía, así como en “el rigor y las garantías existentes sobre los productos solares”. Unos productos que “tienen estrictos sistemas de cosmetovigilancia en los que participan farmacéuticos, dermatólogos, autoridades y consumidores”.Otras fuentes recuerdan que la OCU, que fue la que lanzó la alerta en mayo, analizó diecisiete cremas para niños con factor de protección solar superior a 50 y en formato pulverizador, de las que solo dos,

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