De entre todas las mascarillas que podemos encontrar en el mercado, las FFP2 son las que más prestigio gozan entre la población, pues son que proporcionan una mayor protección a quien las lleva puesta, una filtración de alrededor del 95% de partículas, especialmente aerosoles en interiores.
Por este motivo, y a pesar de que en realidad no están recomendadas para la población general sino a personas que estén en contacto con el virus y las personas vulnerables, pues pertenecen a la categoría de EPI (equipo de protección individual), su demanda se ha disparado en los últimos meses, especialmente durante la tercera ola. Esta enorme demanda, que según datos de Idealo se multiplicó casi por cinco en enero, da lugar también a que se incremente su falsificación, es decir, mascarillas visualmente iguales, pero que no cumplen los requisitos técnicos de las FFP2 y que son, por tanto, menos seguras, pues además de no proteger, crean una falsa sensación de seguridad en quienes las usan.
Aunque visualmente es fácil que nos engañen, basta con mirar detenidamente el etiquetado para darnos cuenta de si cumple los requisitos impuestos por las autoridades sanitarias o son falsas.
Como indica el Ministerio de Sanidad en su guía qué debes tener en cuenta al comprar una mascarilla?,