La hipercolesterolemia o elevación de los niveles de colesterol en sangre por encima de los valores considerados adecuados (actualmente 240-250 mg/dl) es una alteración silente. No hay síntomas salvo que la acumulación de colesterol se haya producido durante años y esto derive en trastornos que pueden ser de diversa índole. La piel y los pies pueden esconder señales de que algo no va bien en nuestras arterias.
Para hacerse una idea de lo necesario que es el colesterol para el organismo solo hay que pensar que es una sustancia clave para construir la estructura celular. Siempre que se encuentre en sus niveles óptimos (200 mg/dl), parámetro que se conoce exclusivamente vía analítica de sangre, no hay problema. Pero si la hipercolesterolemia ha llamado a nuestra puerta hay que tener en cuenta que, de no tratarla, el infarto de corazón o el ictus son amenazas muy serias.
La Encuesta de Salud de la Fundación Española del Corazón, realizada en 2021, reveló que el 22,8 por ciento de los españoles tiene hipercolesterolemia, dato que el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA) ha llegado a duplicar asegurando que la mitad de la población española la padece y que solo el 46,8 por ciento de las personas afectadas son realmente conscientes de ello.