En España, si tienes cataratas te sometes a una operación relativamente sencilla y pronto recuperas la visión y la calidad de vida. Pero si esto te ocurre en otro país, existe una gran posibilidad de quedarte ciego y vivir con graves carencias. Además, si eres mujer, tienes todos los números para que la intervención médica sea más tardía o que estés más afectada por prejuicios y temores.

Este es el caso de Inhambane, provincia del sur de Mozambique, donde las barreras que enfrentan las mujeres para una correcta salud ocular son variadas. Un estudio realizado por Fundación Ojos del Mundo sobre el acceso a servicios de salud ocular evidencia los obstáculos que tienen eliminarse para ofrecer un tratamiento más equitativo.

Presiones que alejan a la mujer del tratamiento

El hombre en Mozambique, y específicamente en Inhambane, es quien tiene el papel de principal proveedor del hogar y toma las decisiones importantes para la familia, como las relacionadas con intervenciones médicas. La mujer, por su parte, se ocupa del ámbito doméstico y a menudo se siente en inferioridad de condiciones. Por ello, si la mujer tiene cataratas, o simplemente necesita gafas cuenta con una fuerte presión en contra.

Ahora, intenta imaginar cómo te sentirías si tienes que someterte a una operación quirúrgica que consideras muy complicada y crees que tu enfermedad está relacionada con hechizos. Si, además, sabes que mientras te operan y te recuperas tu marido no va a ocuparse de los niños, ni de la casa, etc. Estas son algunas de las preocupaciones que sienten muchas mujeres en Inhambane, y que se expresan en cifras escalofriantes: el 56.5% de las personas ciegas o con graves deficiencias visuales en Mozambique son mujeres, cifra que llega al 69% en la provincia de Inhambane. Ambos números lejos de la proporción global en el mundo, con el 55%.

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