Es desalentador observar a diario la capacidad del ser humano de perder la memoria. Sin considerar la terrible enfermedad del Alzheimer, los casos de pérdida de memoria voluntaria son tan abundantes en la sociedad que afectan gravemente a los individuos. A diario observamos cómo la falta de memoria está presente en la mayoría de los conflictos entre personas. Así, la falta de memoria produce traiciones, deslealtades, demoras en los pagos, incumplimiento de obligaciones y así un sin fin de olvidos que afectarán a la integridad de uno mismo y provocarán desazón en los demás. Por ello, creo que es absolutamente necesario hacer ejercicios físicos y éticos para no perder la memoria en ningún ámbito, ya sea el personal, el económico o el político; porque si uno mismo pierde la memoria para favorecer sus intereses, los demás también la perderán, y al final la perderemos todos, y llegaremos a la inseguridad de si te he visto no me acuerdo, y en algún momento nos encontraremos solos sin que nadie nos quiera recordar.

Joaquín Fernández Sánchez. Cuenca

Puedes seguir EL PAÍS Opinión en Facebook, Twitter o suscribirte aquí a la Newsletter.

 » Más información en elpais.es