Pizza o hamburguesa, refresco y postre dulce. Este es el menú que la Comunidad de Madrid, con la venia del Ministerio de Sanidad, proporcionará a miles de niños en estos días.

Gran cantidad de grasa y azúcar, además de bombas calóricas, es en lo que se resumen los menús infantiles de la mayoría de establecimientos de comida rápida en todo el mundo. Lo peor es que en ocasiones las webs los anuncian como equilibrados y saludables. Para todo aquel que nos quiera oír: no son menús saludables.

Una medida contradictoria que atenta contra la salud infantil

No se me ocurre ninguna razón alimentaria por la que quienes son los responsables de cuidarnos a todos atenten de esta forma tan evidente contra la salud de los niños con menos recursos. Este confinamiento impuesto por las autoridades españolas con la intención de preservar nuestra salud no puede provocar mala salud. Es contradictorio. Ahora es más importante que nunca que todos, niños y mayores, tratemos de alimentarnos bien.

Una alimentación saludable resulta fundamental para combatir otra pandemia mundial: la de obesidad y sobrepeso. Y para reducir la incidencia de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Los efectos de una mala nutrición sobre los resultados educativos de los niños superan a los del consumo de alcohol o drogas, según indican las evidencias revisadas por la Organización Mundial de la Salud.

Además, la obesidad y el sobrepeso están asociados con peor rendimiento académico y con un retraso en el desarrollo de habilidades verbales y sociales en niños pequeños.

Algunos estudios muestran la asociación directa entre una alimentación saludable y una mejor estima y menos problemas emocionales o mejor comprensión lectora. Y así podríamos seguir indefinidamente.

Pautas generales para que los niños coman bien

Bien, pues una vez revisada toda esta base teórica que nos justifica por qué hay que comer saludable, pasemos a la práctica.

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