Las proyecciones publicadas por el Fondo Monetario Internacional en su informe de abril ponen cifras al deterioro económico que se está produciendo a nivel mundial debido a la expansión de la Covid-19.

Si hasta ahora solo se intuía que la contracción económica en la que estamos podría ser mayor que la experimentada durante los primeros momentos de la crisis financiera de 2008, ahora ya tenemos la certeza que nos enfrentamos a un shock sin precedentes desde la Gran Depresión de los años treinta del pasado siglo.

Contracción mundial del 3%

En efecto, el FMI considera que el PIB mundial se contraerá durante este año un 3%, frente al 0,1% que lo hizo 12 años atrás. Además, mientras que entonces el desplome se focalizó en las economías más avanzadas y muchas de las consideradas emergentes sólo se enfrentaron a una desaceleración más o menos pronunciada, en este caso, nadie evitará la recesión, al menos, durante uno o dos trimestres.

Aun así, sorprende que, en general, la intensidad del crash vaya a ser, otra vez, mayor en las economías avanzadas, un 6,1% en promedio, mientras que las emergentes y en desarrollo apenas se contraerían un 1% durante este año. Además, un puñado de ellas, entre las que se hallan las de varios países africanos, acabarían el ejercicio con crecimiento positivo.

Si la recesión está siendo muy dura en los países desarrollados, ¿no debería ser mayor en aquellas economías que no cuentan con los mismos medios sanitarios, ni con la misma capacidad para implementar programas de estímulo fiscal y monetario que mitiguen los efectos de la pandemia?

En este sentido, la previsión de que India acabe el año con un crecimiento cercano al 2% no deja de parecer optimista, teniendo en cuenta que hoy mismo su Gobierno ha anunciado una extensión del confinamiento hasta principios de mayo. Además, la caída en los precios de las materias primas y la depreciación que muchas monedas emergentes han experimentado desde principio de año,

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