A sus 31 años, Evan Rachel Wood es una de las actrices más prometedoras de su generación. Empezó su carrera a mediados de los noventa, cuando solo era una niña, y hoy acumula más de medio centenar de series y películas en su haber, con títulos tan exitosos como Los idus de marzo o Westworld. Pero esa carrera precoz también le ha pasado factura. Hace un año ella misma relató que fue violada ante el Congreso de Estados Unidos.

Ahora, la actriz ha retomado su historia y ha dado detalles de los problemas que ha pasado, que en su juventud la llevaron a un hospital mental e incluso a pensar en el suicidio. Lo ha contado ella misma en un ensayo que ha escrito para la revista Nylon, explicando los estigmas que tienen las enfermedades mentales y cómo trata de romper con ellos. “Tendemos a sentir más simpatía por un brazo roto que por un ataque de tristeza profunda”, relata, y continúa. “La simple mención de la enfermedad mental asusta a la gente”.

Según cuenta la actriz, sufrió trastorno por estrés postraumático que “había sido causado por múltiples violaciones y una relación abusiva que se alargó durante 10 años”. Wood cuenta que supo que tenía que cuidar su salud mental cuando, hace casi una década, sufrió un intento de suicidio.

“No soy una experta en salud mental, pero puedo compartir con vosotros mi experiencia al respecto. Cuando tenía 22 años, decidí ingresar en un hospital psiquiátrico por mi propio pie, y no siento absolutamente ninguna vergüenza por ello. Mirando atrás, fue lo peor y lo mejor que me pudo pasar”, cuenta la actriz, que ha estado nominada tres veces a los Globos de Oro. Para ella estar en el ojo público “ha sido un gran privilegio y un terrible peso”. En ese ojo la han situado tanto su trabajo como su vida personal: salió con Marilyn Manson entre 2007 y 2010 y estuvo casada con el actor Jamie Bell (que ahora comparte su vida con la intérprete Kate Mara) entre 2012 y 2014,

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