La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace tiempo que señala al sedentarismo como uno de los grandes problemas de salud pública a nivel mundial, relacionado directamente con el riesgo de sufrir obesidad, diabetes, enfermedades del corazón o depresión. Pero además, los expertos advierten que otro de sus efectos colaterales es su relación directa con la caída del cabello ya que la disminución de ejercicio favorece la retención de toxinas, pudiendo llegar a aumentar la pérdida capilar y la densidad del pelo.

“El sedentarismo motiva diversas patologías, como la obesidad, que contribuyen a que el pelo se caiga en mayor medida y que, por tanto, se convierten en un factor de riesgo para la alopecia. De esta forma, tener una excesiva grasa corporal puede producir un daño en las células madre del folículo piloso, que son las encargadas del ciclo del crecimiento del cabello. De esta forma, se altera el ciclo de regeneración del pelo al bloquearse los folículos, llegando a miniaturizarse hasta desaparecer”, explica el doctor Alberto Sánchez de la clínica Hospital Capilar.

Asimismo, no practicar ejercicio, sumado a factores como la obesidad, puede acelerar la alopecia en aquellas personas con predisposición genética a padecerla, así como de producir alopecias de tipo efluvio.

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