En las ocasiones señaladas que se acercan con las fechas navideñas, es muy común comer (o beber) de más, a veces incluso por la pura cortesía de aceptar todo aquello que nos ofrecen los familiares o amigos que hacen de anfitriones.

Previendo esto, podemos tener la tentación de recurrir a los conocidos como ‘protectores de estómago’ con antelación, en la creencia de que pueden evitarnos molestias ulteriores. Sin embargo, esto es una mala idea por varios motivos, además de ser poco efectivo.

Qué son y para qué se usan los ‘protectores de estómago’

El nombre coloquial ‘protectores de estómago’, referido a una familia de medicamentos llamada inhibidores de la bomba de protones (entre los cuales el más conocido es el omeprazol) puede llevar a cierta confusión: en absoluto estos fármacos actúan como ‘escudo’ frente a cualquier cosa que deseemos ingerir y que resulte irritante o excesiva.

En realidad, y tal y como recuerda la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, los inhibidores de la bomba de protones se emplean en el tratamiento de algunas afecciones concretas, y no deberíamos tomarlos fuera de este uso.

Así, la principal aplicación de estos medicamentos es el abordaje de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, una condición en la que el ácido gástrico ingresa en el conducto que conecta la cavidad bucal y el estómago (el esófago),

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