En lo que concierne a la higiene del pelo de los niños, como en el de los adultos, los bulos o mitos corren a sus anchas desde tiempos inmemoriales: que se caerá o engrasará más si se lava a diario, que los piojos se agarran sobre todo al pelo sucio… Borrón y cuenta nueva. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) considera que solo hay una regla de oro para su cuidado: lavarse el pelo cuando esté sucio. Y añade que la limpieza del cuero cabelludo es un hábito higiénico recomendable para mantener la elasticidad, brillo y buen crecimiento del cabello.
¿Es por tanto una decisión personal que, en el caso de los más pequeños, corresponde tomar a sus padres? Efectivamente. Por un lado, la mayoría de los dermatólogos y pediatras indican que que no es necesario lavarles el pelo todos los días: bastaría con tres veces a la semana, dedicando unos tres minutos al masaje con un buen champú con ph neutro que no irrite los ojos ni la piel y otros tres al aclarado con agua tibia.
Pero cada niño es un mundo y, por ello, conviene amoldarse, sobre todo, a las necesidades particulares de cada uno de ellos y también a su rango de edad:
Es costumbre que los padres utilicen el baño diario del bebé como medio de relajación antes de acostarlo o de limpieza tras un duro día de pañales desbordados o biberones derramados. Sin embargo, ni conviene bañarlos todos los días (ya que puede provocar dermatitis) ni es necesario mojarles el pelo al hacerlo.
La frecuencia del lavado del pelo dependerá, sobre todo, de su tipo de piel y del grado de actividad del niño: si ha hecho deporte, si ha estado corriendo y jugando en el parque, si se ha bañado en el mar o en la piscina, si ha hecho manualidades y se ha manchado más de la cuenta… estos son realmente los factores que deben primar a la hora de lavarlo o no. Si ha sudado mucho o se ha ensuciado practicando cualquier actividad, lo mejor es optar por hacerlo.
Con esta edad arranca la etapa de la preadolescencia. En general, se segrega más grasa de lo habitual y las hormonas hacen acto de presencia, lo que trae consigo la aparición del mal olor y la sensación de suciedad en el pelo con mayor frecuencia.