Los microplásticos se han encontrado en lugares recónditos del planeta, como el Círculo Polar Ártico o el Everest, en el estómago de tiburones o pingüinos y en heces humanas y placenta. Ahora, un estudio demuestra por primera vez que también pueden hallarse en el torrente sanguíneo de personas.

Desde el entorno a nuestro interior

Las responsables de este trabajo son las investigadoras Heather Leslie y Marja Lamoree, de la Universidad Libre de Ámsterdam (Vrije Universiteit), quienes constatan que minúsculos trozos de plástico provenientes de nuestro entorno vital pueden ser absorbidos por el torrente sanguíneo humano.

Los resultados forman parte del proyecto Immunoplast y se publican en la revista científica Environment International.

Para llegar a sus conclusiones, el equipo investigador desarrolló un método analítico para establecer el nivel de trazas de partículas micro y nanoplásticas en la sangre humana.

El método se aplicó a la sangre de 22 donantes anónimos y se examinó para detectar la presencia de cinco polímeros diferentes, los componentes básicos del plástico. También se determinó el grado de presencia de cada uno de los polímeros en la sangre.

Según el análisis, tres cuartas partes de los sujetos analizados parecían tener plásticos en la sangre, señala la universidad en un comunicado: esta investigación -asegura- es la primera en demostrar que las partículas de plástico pueden acabar en el torrente sanguíneo humano.

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