Los avances en el mundo de la robótica en las últimas décadas han sido muy importantes, y cada vez más vemos en el mundo real imágenes que antes sólo formaban parte de la literatura y las películas de ciencia ficción.
Precisamente, un tema que es prevalente en estos géneros y que vemos más y más a menudo en prototipos robóticos son las máquinas con apariencia humana. Y, en la vida real, son muchos los que experimentan sensaciones extrañas o desagradables ante este fenómeno.
Un valle inexplicable
Existen varias teorías que, desde el ámbito de la psicología, han buscado explicaciones a cómo y por qué los robots que se parecen en cierta medida a nosotros nos provocan esta especie de rechazo instintivo. La más aceptada de todas ellas es la conocida como hipótesis del valle inquietante.
La hipótesis del valle inquietante, a veces llamada del valle inexplicable, fue formulada originalmente por el profesor especializado en robótica Masahiro Mori con el nombre Bukimi no Tani Genshō, y postula que, a medida que la apariencia de un robot (o en general de un objeto o ser; por ejemplo, esta teoría se aplica a juguetes o incluso a cadáveres) es más humana, genera una respuesta emocional cada vez más positiva. No obstante, esta tendencia se invierte al llegar a cierto punto,