Según la Comisión Internacional The Lancet sobre Prevención, Intervención y Cuidados de la Demencia, la pérdida de audición es el principal factor de riesgo para desarrollar demencia a partir de la mediana edad, cuando traspasamos la barrera de los 40 años. Dicha comisión estima que representa hasta el 20,5 % de las causas evitables.

Actualmente, unos 1.500 millones de personas experimentan un deterioro del sentido del oído, y se calcula que afectará a 2.500 millones en 2050, lo que da una idea de la dimensión del problema. Por ejemplo, en Estados Unidos, casi la mitad de los individuos mayores de 65 años lo padece.

The Conversation

Aparte del envejecimiento, debido al daño celular acumulado a lo largo de la vida, los ruidos fuertes –como los que se producen en las grandes ciudades–, la herencia genética, el uso de algunos medicamentos y dolencias como la meningitis pueden desencadenar la merma auditiva.

En las personas mayores, tanto la demencia como la pérdida de audición se asocian a mayor discapacidad, aislamiento social, depresión y, a la postre, mortalidad. Por eso, conocer, determinar y caracterizar adecuadamente los factores que pueden protegernos de ambos trastornos es un desafío para la comunidad científica internacional.

Primer estudio exhaustivo

En esta línea, científicos chinos, japoneses, indios y de otros países acaban de publicar en la revista científica The Lancet Public Health las conclusiones de un estudio exhaustivo que analizó la asociación entre el uso de audífonos y el riesgo de desarrollar demencia.

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