Desde hace unos años el mindfulness o atención plena gana cada vez más adeptos. Su práctica -vinculada a la meditación pero sin sus connotaciones religiosas-, tiene como objetivo convertirse en herramienta para mejorar la calidad de vida de quienes la practican. Su base está en centrarse en el ‘aquí y ahora’ y en la capacidad para dejar la mente en blanco, aparcando a un lado las preocupaciones pasadas y futuras. Pero, ¿puede trasladarse esta práctica a los más pequeños de casa?
El equipo de las escuelas infantiles Nemomarlin cree que sí y ha puesto en marcha una iniciativa pionera para introducir la calma en sus aulas y crear un área tranquilidad para los niños de 0 a 3 años. “Especialmente en esta etapa los niños son mindfulness, no necesitan aprenderlo porque de por si disfrutan del momento y prestan atención únicamente a lo que están haciendo en ese instante”, cuenta a 20Minutos Sara García Iglesias, maestra de Educación Infantil de uno de sus centros y especializada, además, en Educación Inclusiva y Atención a la Diversidad. Con ella charlamos sobre este proyecto y los beneficios que la atención plena puede reportar a padres e hijos si saben encontrar momentos al día para practicarlo.
¿Por qué tomáis la iniciativa del acerca el mindfulness a los más pequeños?
Es interesante llevar el mindfulness a las aulas porque los adultos generalmente llevamos un ritmo frenético en nuestro día a día y, sin darnos cuenta, les contagiamos esa energía y estrés. Los niños y niñas necesitan tranquilidad, momentos para concentrarse en cada actividad, para sentir, identificar los sentimientos y conocerse a sí mismos. Y también necesitan momentos de atención plena por parte del adulto, que dedique el tiempo que necesitan, aunque sean unos minutos al día, sólo a ellos.
¿Están los niños de hoy en día más alterados o estresados en el aula?
En mi propia experiencia no he observado que los niños y niñas estén ahora más estresados que años atrás, pero sí que se aprecian varios momentos a lo largo del día o del curso escolar en los que se muestran más nerviosos o excitados. Estos momentos suelen coincidir con cambios en la rutina diaria o cuando se acercan fiestas o vacaciones. En un primer momento podríamos pensar que son muy pequeños y que no son conscientes de estos cambios,