En España se diagnostica un caso cada cinco horas y hay más de 55.000 enfermos. Son los fríos datos que arroja la esclerosis múltiple, una enfermedad que en sus variantes más agresivas puede llevar a la invalidez absoluta. Pero detrás de las cifras y las estadísticas, siempre hay historias personales, relatos «de amor, dolor y lucha». Lo sabe bien Ángel Hernández, que hace diez meses ayudó a morir a su mujer, María José Carrasco, diagnosticada con esclerosis múltiple primaria progresiva en 1989, después de una vida entera dedicada a sus cuidados.

Aquel caso abrió de nuevo el debate sobre la necesidad de poner sobre la mesa una ley que regulase la eutanasia, pero también puso en marcha una investigación contra Hernández como presunto cooperador en un suicidio, una conducta recogida en el Código Penal que conlleva hasta diez años de cárcel. La instrucción sigue abierta en un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, un hecho que ya recurrió Hernández. Hoy mismo el Supremo ha rechazado admitir el recurso de Hernández por una cuestión técnica. «Para mí es muy desagradable el que me sentencien por lo que hice. Ya sabía a lo que me exponía, pero que me digan que he dado malos tratos a mi compañera… Eso es terrible», ha afirmado hoy tras una rueda de prensa de Esclerosis Múltiple España.

Hernández ha participado en el encuentro porque ha destinado los 300.000 euros de herencia de su esposa al Proyecto M1 de investigación de Esclerosis Múltiple España. Visiblemente emocionado, ha hecho hincapié en «lo importante» que es haber facilitado la herencia de su compañera. «Habíamos hablado durante muchos años de la importancia de la investigación», ha recordado. «Entregar esta cantidad no me supone esfuerzo porque además es de María José. Se trata de facilitar que se hagan fármacos para que no progrese la enfermedad y las personas tengan cierta calidad de vida, que es lo que se espera de toda enfermedad crónica,

 » Leer más