Ciertos miedos pueden volverse omnipresentes en nuestra vida, afectando seriamente a nuestras experiencias e incluso a nuestras relaciones con quienes tenemos alrededor.

A ello se refiere la «exfóbica a volar» y coach profesional Silvia Carré en su libro Vuela – Pilota tu propia vida. En dicho texto, la experta también narra que ella pasó de tener un miedo incapacitante a volar a ser piloto privada de avión.

«El miedo arrastra a todo un sistema»

Así, Carré habla del «efecto expansivo del miedo»: «El miedo limitante suele tener un efecto expansivo que se va ampliando […]. Lo primero que queda afectado por el miedo es la situación específica que tienes delante. Un viaje, una conferencia, una decisión personal, un cambio laboral… Según el bucle en el que entres, o no lo vas a disfrutar o directamente, si la evitas o huyes, no la vas a vivir».

Y prosigue: «En mi otra vida, cogí unos cuantos vuelos, a pesar de mi miedo a volar. No los disfrutaba, pero es que además, cuando llegaba al destino pensaba insistentemente en la vuelta. Por lo que la vivencia de la nueva experiencia se veía empañada por esta visión futura, que yo imaginaba como algo infernal.

A continuación, desarrolla, los efectos de ese mismo miedo se extienden a otras situaciones semejantes a la que lo desencadena: «Lo segundo que queda afectado es la relación con otras experiencias o con situaciones similares a la vivida.

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