Es «muy poco probable» que el coronavirus SARS-CoV-2 se transmita a través del agua. Pero es fundamental que todos las personas mantengan la distancia social en piscinas y playas para evitar que haya más contagios de la Covid-19 a través de las secreciones respiratorias como estornudos o tos, el contacto de persona a persona o los objetos de uso común. Son dos de las principales conclusiones del informe sobre playas y piscinas que ha elaborado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

A partir de la literatura científica que existe sobre este novedoso coronavirus (se dio la voz de alarma en los últimos días de 2019), seis investigadores del CSIC han analizado las diferentes variantes de los lugares con agua donde la población acude a divertirse y relajarse. Y más ahora que se acerca los días con más calor del año. En las playas, el informe destaca que no hay información científica sobre «la capacidad del SARS-CoV-2 para permanecer infeccioso en agua salada».

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El informe añade que el cloruro sódico (la sal) se ha identificado en China como un agente biocida eficaz. En cuanto a la brisa costera o marina, el estudio es claro: «Ni la Organización Mundial de la Salud, ni los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (los CDC estadounidenses), ni las agencias de salud locales de Estados Unidos u otros países han advertido que el virus pueda propagarse».

Otros de los factores que pueden preocupar es la prevalencia del virus en la arena. Aunque no existen estudios experimentales al respecto, «la acción conjunta de la sal del agua de mar, la radiación ultravioleta solar y la alta temperatura que puede alcanzar la arena, son favorables para la inactivación de los agentes patógenos». También se hace hincapié en que cualquier forma de desinfección de la arena de la playa debe ser respetuosa con el medio ambiente y no es recomendable su limpieza con los procedimientos habituales para espacios urbanos,

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