Las altas temperaturas del verano del año pasado se cobraron un enorme peaje: más de 12.000 personas fallecieron por el calor en España, un 50% más que los años anteriores y una cifra solo comparable a la del excepcional verano de 2003, según un estudio publicado en la revista ‘Epidemiology’, con criterios diferentes a los del Informe MoMo, del Instituto Carlos III, que solo había registrado 4.774 decesos. Los investigadores de la Fundación para la Investigación del Clima, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Valencia y el Consorcio Español para la Investigación en Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) han calculado que en el verano de 2022 murieron 12.054 personas, un guarismo muy por encima de los años anteriores (desde 2017 hasta 2021, datos que también han actualizado con su metodología), cuando el número de muertes permaneció estable en el entorno de las 7.900. De todos los fallecimientos de 2022, 6.738 fueron causados por temperaturas moderadamente elevadas y 5.316, por extremas. Este es uno de puntos más destacados de la investigación. El informe diferencia entre los muertos ocasionados por el calor y los fallecimientos provocados por el calor extremo, con la media de 26,5 grados como umbral;

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