A estas alturas ya nadie duda de la importancia de la actividad física para el bienestar general. Es la regla de oro junto a una dieta saludable. En otras palabras, el sedentarismo asegura a medio y largo plazo un abanico de patologías de mayor o menor gravedad y, sin duda, una vejez también más complicada. El simple hecho de caminar se ha convertido en una receta más en las consultas médicas. Desde la Universidad de Harvard explican los beneficios de que salgamos por la noche.
Una vez más importamos términos anglófonos para lo que podríamos traducir como una caminata nocturna consciente. Estas dos características, consciencia y nocturnidad, no son arbitrarias en las recomendaciones de la prestigiosa universidad norteamericana. Por un lado, la naturaleza repetitiva de dar un paso tras otro lo convierte en sí misma en una actividad natural para la meditación. En segundo lugar, la noche, sobre todo en entornos rurales o en zonas lo más apartadas posibles del bullicio de la ciudad, beneficia esa instrospección.
Para que logremos una caminata consciente la clave está en «respirar y contar», según los expertos de Harvard. Habría que hacer coincidir los pasos con las inhalaciones y exhalaciones, en ritmos de cuatro pasos por inhalación y cuatro pasos por exhalación.