A pesar de que la escritora Isabel Allende afirmó hace algún tiempo que para las mujeres «el mejor afrodisíaco son las palabras» añadiendo que “el punto G está en los oídos y el que lo busque más abajo está perdiendo el tiempo”, lo que está claro a día de hoy es que en cuestiones sexuales a nadie le amarga un dulce y, sobre todo, si acaba con un buen orgasmo. No en balde, su colega de profesión Henry Miller consideraba que “el sexo es una de las nueve razones para la reencarnación… Las otras ocho no son importantes”.

Abordamos pues en este artículo algunas de las mejores posturas, recomendadas por los expertos, con las que una pareja puede encontrar una conexión más profunda en la cama (o donde se tercie) y que le permitirán experimentar orgasmos de primera categoría.

Es una postura muy animal e instintiva que suele gustar tanto a hombres como a mujeres. La mujer debe colocase a cuatro patas (puede colocar algunas almohadas debajo del cuerpo para obtener mayor confort) y el hombre la penetra desde atrás. Esto le permite a él estar de pie, de cuclillas o en la misma posición que la mujer. Con esta postura se consigue una profunda penetración y, además, ambos tienen fácil acceso al clítoris.

En esta postura las piernas del hombre y las de la mujer dan forma a una especie de ‘X’. El hombre se tumba boca arriba y la mujer sobre él pero no de la forma habitual de ‘vaquera’ sino de lado, de forma que una de las piernas del hombre queda en medio de las dos piernas de la mujer. Esta postura pone muy fácil llegar al orgasmo porque la penetración es profunda y además el clítoris está en contacto directo con el muslo del hombre, por lo que con el movimiento se irá estimulando.

En esta posición el hombre se encuentra tumbado en la cama boca arriba y la mujer sentada sobre él dándole la espalda. En esta postura, como es obvio, la mujer lleva el ritmo del coito y el control de la velocidad y la profundidad de la penetración. Además, el clítoris se puede estimular con la mano de alguno de los dos. El hombre también puede incrementar la sensación de placer con movimientos de pelvis.

Es muy parecida a la vaquera inversa pero en este caso la mujer está colocada de frente al hombre,

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