Cuando una persona mide mucho el dinero que gasta enseguida se le suele definir como tacaña o agarrada. Sin embargo, esta actitud llevada al extremo puede desembocar en lo que los expertos denominan crometofobia, o lo que es lo mismo, el miedo irracional a gastar dinero.

Aunque aparece de forma muy infrecuente, la crometofobia puede condicionar gravemente la vida de quienes la sufren, ya que en los casos más extremos estas personas no solo evitan darse caprichos con su dinero – como un viaje o comprarse algo de ropa- sino también gastarlo en las cosas más básicas como la compra de alimentos o pagar las facturas.

Aunque se trata de un concepto que tiene más bien un uso informal, dado que no es un desorden metal reconocido médicamente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), si podría integrase dentro de las llamadas “fobias específicas” que la publicación define como: «el miedo o ansiedad marcados y excesivos que ocurren constantemente al exponerse o anticiparse a la exposición a uno o más objetos o situaciones específicas (por ejemplo, proximidad a ciertos animales, vuelo, alturas, espacios cerrados, visión de sangre…) que está fuera de proporción con el peligro real”.

Asimismo, los terapeutas especializados en tratar a este tipo de pacientes aseguran que es un hecho que algunas personas pueden desarrollar este miedo desproporcionado a gastar su dinero y que la angustia que experimentan puede llegar a afectar a numerosas esferas de su vida como las relaciones de pareja,

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