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Obesidad infantil

Ya sabemos que la obesidad es una de las grandes epidemias del siglo XXI, al menos en los países desarrollados. Los datos nos lo recuerdan regularmente. El 25% de la población española es obesa o tiene problemas de sobrepeso. De manera que la obesidad ya crece en España tanto como en EE UU y somos el segundo país de Europa con más casos.

También esta misma semana hemos conocido un informe coordinado por la Fundación Gasol, que indica que el 14,2% de los chavales españoles padece obesidad y el 20,7%, sobrepeso, según su índice de masa corporal (IMC), lo que da la suma del 34,9%. Peores resultados arroja el dato de obesidad abdominal: si se toma como referencia la circunferencia de la cintura, el porcentaje resulta prácticamente diez puntos superior (23,8%) al calculado según el IMC.

A la hora de combatir este problema de salud queda claro que es fundamental acabar con el sedentarismo y aumentar las horas de ejercicio. La otra parte de la ecuación ha de ser la alimentación. Hay que comer mejor y evitar el consumo de productos que sabemos son perjudiciales para nuestra salud.

En ese caso el dedo siempre apunta a las bebidas azucaradas, pero también a los tentempiés (snacks, galletas y dulces). ¿Qué sería más efectivo para reducir las tasas de obesidad: un impuesto a los refrescos por su cantidad de azúcar o uno a los tentempiés?

Un impuesto a los refrescos por su cantidad de azúcar

Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nueva York, la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de California, Berkeley, gravar con un impuesto a las bebidas azucaradas por la cantidad de azúcar que contienen, en lugar de por el volumen líquido de estas bebidas, como ya hacen actualmente varias ciudades de Estados Unidos,

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